Durante las siete décadas de reinado de la reina Isabel II, el público británico llegó a conocer muchas de sus peculiaridades: sus corgis, sus sombreros, su saludo. Pero cuando la nación se reunió para su funeral este lunes fue testigo de un elemento menos conocido de la vida de la reina: su gaitero oficial.
Durante la mayor parte de su reinado, la reina fue despertada por el sonido de las gaitas tocadas bajo su ventana, en todas sus residencias del país. El gaitero del Soberano ha sido durante décadas el despertador personal, tocando durante 15 minutos cada mañana, así como en ocasiones de estado.
Pero este lunes, el gaitero tiene un papel diferente. La música que marcaba el inicio de las mañanas de la reina señalará ahora el final de su funeral, al tocar un último lamento mientras su ataúd es bajado a la Bóveda Real bajo la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor.
El gaitero tocará desde la puerta entre la capilla y el Claustro del Decano. Mientras lo hace, comenzará a caminar lentamente hacia el Decanato para que la música dentro de la capilla se vaya apagando. Es un momento lleno de simbolismo, ya que refleja un final similar al del funeral del príncipe Felipe el año pasado.
Antes del servicio de entierro en Windsor, el gaitero puso fin al servicio fúnebre de Estado en la Abadía de Westminster con el lamento "Sleep, Dearie, Sleep".
El papel de gaitero oficial se remonta al reinado de la reina Victoria. Durante una visita a las Highlands escocesas, ella y su marido, el príncipe Alberto, se enamoraron del sonido. Desde que se creó el papel en 1843, ha habido 17 gaiteros principales.
Este lunes, la música será interpretada por el gaitero mayor Paul Burns, del Real Regimiento de Escocia, que asumió el papel el año pasado. Tocará un lamento mientras el féretro de la reina es depositado en al bóveda.